Un día empecé a caminar
y escuché un ruido
que no me permitía gritar,
que no me dejaba ser,
que me impedía volar.
y escuché un ruido
que no me permitía gritar,
que no me dejaba ser,
que me impedía volar.
Creía que era normal
y cargaba con él.
Lo crié,
lo cuidé,
lo mimé y,
no os voy a mentir,
lo alimenté.
y cargaba con él.
Lo crié,
lo cuidé,
lo mimé y,
no os voy a mentir,
lo alimenté.
Me preocupé de cumplir
con todos y cada uno de los verbos necesarios
para que pudiera avanzar,
aunque me mataba.
Pero un día de niebla,
se me cayó la venda
y vi que lo que arrastraban eran cadenas.
se me cayó la venda
y vi que lo que arrastraban eran cadenas.
No entendía cómo algo a lo que tanto cariño le había dado
podía hacerne tanto daño.
Pero en ese instante,
menos ciega
y más salvaje,
decidí atacar su sistema
y destrozar cada uno de sus entramados.
menos ciega
y más salvaje,
decidí atacar su sistema
y destrozar cada uno de sus entramados.
Y ahora,
no nos toca a nosotras,
ahora son ellas las que se rompen
ante esta manada
con la que luchamos abrazadas.
Somos las nietas de las brujas
que no pudisteis quemar
y sí,
nosotras sabemos
podemos,
queremos
y vamos a volar.
que no pudisteis quemar
y sí,
nosotras sabemos
podemos,
queremos
y vamos a volar.
Pero en el fondo,
mi carga y yo
no éramos tan distintas:
su nombre empezaba por p,
y el mío,
según ella,
también.
mi carga y yo
no éramos tan distintas:
su nombre empezaba por p,
y el mío,
según ella,
también.
Del patriarcado lo único que quiero conservar
es la p de puta
y la arcada que me produce su puto sistema.
Y ahora ven aquí
y atrévete a decirme que no sé luchar.
es la p de puta
y la arcada que me produce su puto sistema.
Y ahora ven aquí
y atrévete a decirme que no sé luchar.