martes, 22 de marzo de 2016

Versar la tristeza.

Que miro mi muñeca y todavía te recuerdo.

Que no lo niego,
que soy feliz a ratos
pero entre medias
me seduce la tristeza y,
al fin y al cabo,
ella es la única que se queda.

Y no puedo evitar sentirme vacía si me
faltas
y creeme cuando te digo
que he intentado con los puños apretados
que tú no fueras de mi mundo el ombligo,
pero no lo consigo.

Todavía te persigo por las noches cuando te sueño.

Me desvelo.

¡Joder,
haz que deje de echarte de menos!

Haz que deje de hacerle una poesía a la tristeza,
y empiece a hacérsela a tu cama.

Deja que te verse
y que tú me beses de vuelta o,
mejor aún,
solo te pido la vuelta,
que vuelvas.

Que vuelvas y me revoluciones,
que a la tercera va la vencida,
pero yo nunca soy la que vence.
Y que suenen nuestras canciones
aunque esta noche,
sigua sin ser la nuestra.

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