miércoles, 15 de febrero de 2017

Quince.

Cada 15 es como una nueva puñalada al corazón,
tenemos que echarle valor
y luchar de nuevo contra la razón.
Decirle una vez más
que ya no volverás
y que cada vez tu música suena más
                                                       [bajo.

No se apaga tu presencia,
pero lo hace tu recuerdo.
Porque tú todavía estás,
porque tú todavía sigues,
porque tú todavía vi...

Vienes cada viernes a decirnos que dejemos de contar semanas
y volvamos a disfrutarlas,
que sigamos brindando por todo lo bueno pasado
y por todo lo que nos queda,
pero eme,
a veces se hace muy jodida esta mierda,
esta guerra.
Como quieras.

Las agujas siguen marcando las cuatro,
ojalá vinieras con tiempo para oírte,
para hablarte,
para darnos tu querer.

Que no nos consuma la eterna madrugada en la que nos dejaste.
Que nunca se apaguen tus sonrisas.
Que nunca nos dejes ir
                                   [del todo...

lunes, 6 de febrero de 2017

RevoluciónARTE

Tenía sed
y tú fuiste agua.
Tenía sed de cambios
y tú fuiste revolución.

Fuiste arte
y me dejaste revolucionarte
en el sentido más amplio de la palabra.
Con mis noches a medias
y mis malas mañanas,
con las tardes perdidas
y las madrugadas de llamadas
            [eternas.

Como tu sonrisa,
tus ganas siempre de querer seguir,
tus miedos arrinconados
en el baúl de los olvidos.

Cómo amo tu fuerza,
tu paciencia,
tu cariño,
tu frío.

Que fuiste punto cardinal
y yo recorrí varias veces esta brújula perdida.
Que fuiste canción
y yo quemé el reproductor de tanto ponerte.
Que fuiste silencio
y yo callé a mis miedos para escucharte.

Y otra vez arte.

viernes, 3 de febrero de 2017

Temporal y calma.

“Escribo como siempre, por lo de siempre: me estoy ahogando.”


Vuelve a llover.
Y no digo fuera,
que también.

Una ciclogénesis explosiva de sentimientos en los adentros,
o algo así.
No recuerdo muy bien cómo era
este tipo de tristeza,
ya sabes,
de la que viene y se queda,
de la que solo quieres escuchar a Mägo
hasta que las nubes vuelvan a irse.
Pero se quedan.
Siempre se quedan.

Esta agonía afónica
que grita palabras mudas en mis tripas,
que no me deja estar,
ni ser.

Este no saber qué hacer,
qué sentir,
que creer.

Quiero creer en ti a ciegas,
pero ahora hay algo que no me deja.
Creía que amaba tu desastre,
pero este no hace más que consumirme.
Y consumirte.

Solo te queda una calada,
dentro de poco ya no seremos nada.
Temporal y calma.