miércoles, 30 de diciembre de 2015

Somos.

"Que no te engañe una fachada reluciente
que aquí lo único que importa

está debajo de piel."



Que no somos lo que vemos,
que no somos de donde nacemos,
ni de donde crecemos.
Ni siquiera somos de quien nos trae al mundo.
Ni siquiera somos de nosotros mismos.

Somos de los días eternos,
de las noches sin dormir,
de quien nos hace reír.
Somos de quien nos cuida,
de quien nos mima,
de quien nos quiere,
de quien está ahí
incluso cuando no está.

Somos de los libros que leemos,
de las películas que vemos,
de las canciones que escuchamos con los ojos abiertos
y, sobre todo,
de las melodías que aparecen cuando tenemos los ojos cerrados.

Somos los atardeceres que fotografiamos
y los amaneceres que vimos salir.
Somos de las noches que lloramos,
de las ojeras que tenemos
      y de quien nos las provoca.

Somos de nuestras manías,
de nuestros caprichos,
de nuestros complejos,
de nuestras virtudes
y nuestros defectos.
Somos los "te quiero" que decimos,
los "gracias" que recibimos,
los deseos que (no) cumplimos.
Somos, somos.
Estúpida manía la nuestra
que nos encierra en querer buscar respuestas,
cuando deberíamos tener claro
que somos lo que no vemos
cada vez que nos miramos al espejo.
Que somos todo lo que hay detrás
y no queremos verlo.
Que nos creemos los personajes
y somos los camerinos.

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